ASESORIA DE BELEZA
viernes, 22 de marzo de 2013
Un jabón artesanal
Un jabón artesanal puede tener tres componentes: Agua, Aceite y Sosa Caustica (NaOH).
¿Cómo se calcula la cantidad de NaOH?
Si queremos hacer una jabon con 200g de Manteca de Cacao, multiplicamos la cantidad por su índice de saponificación: 200 g x 0,137 = 27,4 g NaOH. Con esta cantidad de Sosa Caustica nos saldría un jabón con 0% de sobreengrasamiento – quiere decir que no quedan ácidos lípidos libres (sin saponificar) que podrían hidratar a la piel y seria un jabón que se usaría más bien para limpieza en la casa).
En jabones que se usan en el cuerpo se suele buscar un sobreengrasamiento de entre 5-10% según gusto. Por ejemplo: para un sobreengrasamiento de 5% hay que quitar un 5% de la cantidad de sosa caustica = 27,4 *0,95 = 26,03 g NaOH. Para 10% de sobreengrasamiento 10% y asi sucesivamente….
HACER JABONES CON NAOH
INDICE DE SAPONIFICACION
Aceite de Aguacate 0,133
Aceite de Almendras 0,138
Aceite de Argán 0,136
Aceite de Babasu 0,175
Aceite de Cacahuete 0,135
Aceite de Cáñamo 0,137
Aceite de Cártamo 0,139
Aceite de Coco 0,184
Aceite de Colza 0,135
Aceite de Comino Negro 0,135
Aceite de Espino Amarillo 0,116
Aceite de Germen de Trigo 0,134
Aceite de Girasol 0,137
Aceite de Jojoba 0,066
Aceite de Macadamia 0,139
Aceite de Marula 0,136
Aceite de Monoï 0,19
Aceite de Neem 0,142
Aceite de Nuez 0,135
Aceite de Nuez de Kukui 0,137
Aceite de Oliva 0,136
Aceite de Onagra 0,135
Aceite de Palma 0,142
Aceite de Pepita de Uva 0,133
Aceite de Ricino 0,129
Aceite de Rosa Mosqueta 0,139
Aceite de Salvado de Arroz 0,135
Aceite de Semilla de Albaricoque 0,135
Aceite de Semilla de Café 0,13
Aceite de Semilla de Maíz 0,135
Aceite de Sésamo 0,138
Aceite de Shea 0,13
Aceite de Soja 0,136
Cera de Abeja (cera alba)0,067
Cera de Candellila 0,036
Cera de Carnauba 0,057
Manteca de Cacao 0,137
Manteca de Illipe/Shorea 0,132
Manteca de Karité 0,136
Manteca de Kokum 0,135
Manteca de Mango 0,134
Manteca de Oliva 0,134
Fuente:http://www.cremas-caseras.com/search/label/como%20hacer%20cosmetica%20casera
lunes, 13 de diciembre de 2010
¿Cómo realizar el informe de prácticas?
¿Cómo realizar el informe de prácticas?
Pasos a seguir:
1) Título de la práctica.
2) Material utilizado.
3) Procedimiento.
4) Resultados obtenidos.
Pasos a seguir:
1) Título de la práctica.
2) Material utilizado.
3) Procedimiento.
4) Resultados obtenidos.
Historia de la Belleza
Podría remontarse a la propia existencia de la humanidad como una de sus cualidades mentales. La belleza se encuentra en obras de filósofos griegos a partir del período presocrático, como Pitágoras. La escuela pitagórica vio una importante conexión entre las matemáticas y la belleza. En particular, notaron que los objetos que poseen simetría son más llamativos. La arquitectura griega clásica está basada en esta imagen de simetría y proporción. Platón realizó una abstracción del concepto y consideró la belleza una idea, de existencia independiente a la de las cosas bellas. Según la concepción platónica, la belleza en el mundo es visible por todos; no obstante, dicha belleza es tan solo una manifestación de la belleza verdadera, que reside en el alma y a la que solo podremos acceder si nos adentramos en su conocimiento. Consecuentemente, la belleza terrenal es la materialización de la belleza como idea, y toda idea puede convertirse en belleza terrenal por medio de su representación.[2]
La belleza, generalmente, se ha asociado con el bien. De la misma manera, lo contrario de la belleza, que es la fealdad, a menudo se ha relacionado con el mal. A las brujas, por ejemplo, con frecuencia se les atribuyen rasgos físicos desagradables y personalidades repulsivas. Este contraste aparece representado en cuentos como La bella durmiente, de Charles Perrault.[3] En su obra Las afinidades electivas, Goethe declara que la belleza humana actúa con mucha mayor fuerza sobre sentidos interiores que sobre los externos, de modo que lo que él contempla está exento del mal y sienta en armonía con él y con el mundo.[4]
Proporciones ideales del cuerpo humano esquematizadas en el Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci.La simetría es importante porque da la impresión de que la persona creció con salud, sin defectos visibles. Algunos investigadores han sugerido que rasgos neonatales son intrínsecamente atractivos. La juventud en general se asocia con la belleza.
Hay pruebas que hacen intuir un rostro hermoso en el desarrollo infantil, y que las normas de atractivo son similares en culturas diferentes. El promedio, la simetría y el dimorfismo sexual para determinar la belleza pueden tener una base evolutiva. Los metaanálisis de la investigación empírica indican que las tres características producen atracción tanto en caras masculinas como en femeninas y a través de diferentes culturas. El atractivo facial puede ser una adaptación para la opción de compañero, posiblemente porque la simetría y la ausencia de defectos señalan aspectos importantes de la calidad física del compañero, como la salud. Es probable que estas preferencias sean simplemente instintos.
Los artistas griegos y romanos también tenían el estándar de belleza masculina en la civilización occidental. El romano ideal fue definido como un jefe alto, musculado, de piernas largas, con un pecho lleno de pelo grueso, una alta y amplia frente -un signo de inteligencia-, grandes ojos, una nariz fuerte y perfil perfecto, boca pequeña, y una mandíbula poderosa. Esta combinación de factores produciría una mirada impresionante de hermosa masculinidad. Con las excepciones notables del peso corporal y los estilos de moda, las normas de belleza han sido bastante constantes en el tiempo y el lugar.
En el chino antiguo se escribe un signo que significa "hermoso", pero hoy se combina con otros dos signos que significan "grande" y "oveja". Posiblemente, la oveja grande era representativa de belleza.
La cultura maya consideraba que tener estrabismo era bello, y para conseguirlo, las madres ponían jarras delante de los niños para que crecieran con este defecto; el concepto de belleza puede variar entre culturas.
La belleza, generalmente, se ha asociado con el bien. De la misma manera, lo contrario de la belleza, que es la fealdad, a menudo se ha relacionado con el mal. A las brujas, por ejemplo, con frecuencia se les atribuyen rasgos físicos desagradables y personalidades repulsivas. Este contraste aparece representado en cuentos como La bella durmiente, de Charles Perrault.[3] En su obra Las afinidades electivas, Goethe declara que la belleza humana actúa con mucha mayor fuerza sobre sentidos interiores que sobre los externos, de modo que lo que él contempla está exento del mal y sienta en armonía con él y con el mundo.[4]
Proporciones ideales del cuerpo humano esquematizadas en el Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci.La simetría es importante porque da la impresión de que la persona creció con salud, sin defectos visibles. Algunos investigadores han sugerido que rasgos neonatales son intrínsecamente atractivos. La juventud en general se asocia con la belleza.
Hay pruebas que hacen intuir un rostro hermoso en el desarrollo infantil, y que las normas de atractivo son similares en culturas diferentes. El promedio, la simetría y el dimorfismo sexual para determinar la belleza pueden tener una base evolutiva. Los metaanálisis de la investigación empírica indican que las tres características producen atracción tanto en caras masculinas como en femeninas y a través de diferentes culturas. El atractivo facial puede ser una adaptación para la opción de compañero, posiblemente porque la simetría y la ausencia de defectos señalan aspectos importantes de la calidad física del compañero, como la salud. Es probable que estas preferencias sean simplemente instintos.
Los artistas griegos y romanos también tenían el estándar de belleza masculina en la civilización occidental. El romano ideal fue definido como un jefe alto, musculado, de piernas largas, con un pecho lleno de pelo grueso, una alta y amplia frente -un signo de inteligencia-, grandes ojos, una nariz fuerte y perfil perfecto, boca pequeña, y una mandíbula poderosa. Esta combinación de factores produciría una mirada impresionante de hermosa masculinidad. Con las excepciones notables del peso corporal y los estilos de moda, las normas de belleza han sido bastante constantes en el tiempo y el lugar.
En el chino antiguo se escribe un signo que significa "hermoso", pero hoy se combina con otros dos signos que significan "grande" y "oveja". Posiblemente, la oveja grande era representativa de belleza.
La cultura maya consideraba que tener estrabismo era bello, y para conseguirlo, las madres ponían jarras delante de los niños para que crecieran con este defecto; el concepto de belleza puede variar entre culturas.
La Belleza
Belleza es una noción abstracta ligada a numerosos aspectos de la existencia humana. Este concepto es estudiado principalmente por la disciplina filosófica de la estética, pero también es abordado por otras disciplinas como la historia, la sociología y la psicología social.
Vulgarmente la belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción. En este sentido, la belleza proviene de manifestaciones tales como la forma, el aspecto visual, el movimiento y el sonido, aunque también se la asocia, en menor medida, a los sabores y los olores. En esta línea y haciendo hincapié en el aspecto visual, Tomás de Aquino define lo bello como aquello que agrada a la vista (quae visa placet).
La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional. Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador».[1] En su sentido más profundo, la belleza puede engendrarse a partir de una experiencia de reflexión positiva sobre el significado de la propia existencia.
Vulgarmente la belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción. En este sentido, la belleza proviene de manifestaciones tales como la forma, el aspecto visual, el movimiento y el sonido, aunque también se la asocia, en menor medida, a los sabores y los olores. En esta línea y haciendo hincapié en el aspecto visual, Tomás de Aquino define lo bello como aquello que agrada a la vista (quae visa placet).
La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional. Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador».[1] En su sentido más profundo, la belleza puede engendrarse a partir de una experiencia de reflexión positiva sobre el significado de la propia existencia.
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